El coronavirus llegó para quedarse. Con los cines cerrados hasta nuevo aviso, los cinéfilos hemos tenido que recurrir al cable, a las plataformas digitales (y a otros métodos no aprobados por los Guardianes de las Buenas Costumbres) para estar al día con los estrenos, o para revisitar aquellos clásicos que ahora tenemos tiempo de ver ya que no hay que estar pendiente de tanto estreno semana a semana.
Muchos, queriendo aprender sobre el Corona y sus efectos, han recurrido primero a Contagio (2011) de Steven Soderbergh, una recreación demasiado realista de lo que ocasionaría una pandemia a nivel mundial; sus similitudes con la enfermedad que hoy nos azota causa escalofríos. Otros fueron más atrás y recayeron en Epidemia (1995) de Wolfgang Petersen, donde el monito de Ace Ventura infecta a todo un pueblo estadounidense con un virus llamado Motaba. Menos realista y más volcada al espectáculo hollywoodense (es extraño como una película sobre un virus se las arregla para terminar con una persecución entre dos helicópteros disparando misiles), aún tiene escenas que hielan la sangre, donde vemos a los microbios infectar a un cine entero durante un ataque de tos; suficiente para no pisar una sala.
Son épocas de cambio, donde ha habido que readaptarse y cambiar hábitos de muchos años de un momento a otro. Y ha sido igual para las productoras y distribuidoras, hoy enfrascadas en un interminable tango de fechas de estreno cambiadas y renovadas cada semana; el estreno de la esperada Tenet de Christopher Nolan es ahora un misterio, por más que el director inglés – conocido por primar la experiencia en salas antes que consignar su trabajo a una tablet – asegure que será pronto.
No pasará mucho tiempo antes que el cine eche mano del coronavirus para contar historias; y algunos cineastas ya han dado ese primer paso. Así es como llegamos a Corona Zombies de Charles Band, que a primera vista puede parecer de mal gusto, aprovechándose de una tragedia. Pero al verla más de cerca, no es en realidad una película sobre el virus; es más, apenas se le puede llamar película.
Corona Zombies viene de una larga y orgullosa tradición de cine Serie B. Su director es Charles Band, hijo del fallecido productor Albert Band, fundador de Empire Pictures, productora y distribuidora de bajo presupuesto que marcó época en los 80s al estrenar joyas como Re-Animator y From Beyond, ambas del recientemente fallecido Stuart Gordon. La compañía luego cambió su nombre a Full Moon Pictures y Charles tomó las riendas, continuando una orgullosa tradición de películas de terror, ciencia ficción y fantasía baratas; entre sus obras están las sagas de Trancers y la eterna Puppet Master, que hasta hoy cuenta con 13 entregas (quien te conoce, Michael Myers).
Full Moon se ha ganado fama de “ahorradores”; muchas de sus películas en los últimos años reutilizan metraje de otros filmes antiguos (y propios), una manera rápida y económica de realizar largometrajes. Es gracias a estos trabajos “parchados” que han logrado hacerse de una biblioteca de más de 300 títulos; Corona Zombies es al parecer la 332 (¡Atrapalos ya!).
Tras diez minutos de metraje nuevo (grabado en tres semanas, o menos) de una joven en su departamento comentando las noticias sobre el virus (“¿Por qué a todos se les ha dado por tomar cerveza?”) - noticias que en realidad son las mismas que vemos en los noticieros desde hace tres meses – queda claro porque Full Moon pudo realizar esto tan rápidamente. El resto de la película no es más que escenas de la italiana Hell of The Living Dead (1980) de Bruno Mattei, cinta de zombies barata que muestra plenamente los vestigios de lo 70s que le quedaron, como la moda disco, los omnipresentes bigotes de actor porno, o las imágenes de relleno de documentales sobre la naturaleza.
El trabajo de Band se redujo a apropiarse de estas escenas (además de algunos momentos gore provenientes de Zombie Strippers, cuyo nombre dice todo) y regrabar todas las voces, para que así todos hagan chistes y referencias sin contexto a la actualidad, como a Tinder o Tiger King. Es la misma técnica que se utilizó hace 18 años para convertir una cinta de kung fu en una comedia idiota en Kung Pow: Enter The Fist (2002) y casi igual de inconsecuente (Woody Allen hizo lo mismo en 1966 con What’s Up, Tiger Lily?). Salvo repetidas referencias a papel confort, lo que estamos viendo es una película de zombies de quinta, ni más ni menos. Más que ofensiva, resulta completamente inútil.
Así y todo, Corona Zombies se ha apuntado un hito al ser la primera película en realizarse acerca de la pandemia. Y lo más probable es que no será la única; a juzgar por la cantidad de festivales y muestras de cortos online que han surgido en los últimos meses, el Coronavirus será fuente de inspiración para buena parte del cine que veremos a futuro.
Esto también da para pensar de como se hará este cine en un futuro inmediato. Por un lado, están las normas de sanidad con las que tendremos que convivir de ahora en adelante: lavado de manos, uso de mascarillas, distanciamiento social, todo lo que puede complicar un rodaje; por ejemplo, la posibilidad de no poder rodar cualquier escena que involucre a más de tres personas podría obligar a muchos cambios de guión (o que los efectos por computadora nos terminen de dominar).
Pero además, al retratar los tiempos de pandemia no sólo va a ser necesaria mucha sensibilidad, sino que además mucha imaginación al momento de mostrar una época donde a la mayoría de la gente se le exigía quedarse en casa sin tener contacto con nadie, lo cual no precisamente se presta a mucho dinamismo. Son varios retos que el cine va a tener que enfrentar, más temprano que tarde.
por Ernesto Zelaya
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